El Akita Americano es un perro grande y poderoso, empleado tanto como perro guardián como para la caza. La raza data de la antigüedad y todavía mantiene un significado espiritual para los japoneses.
Los japoneses regalan pequeñas estatuas de Akitas cuando nace un niño o cuando una persona esta enferma para expresar deseos de salud y felicidad. Su propiedad era antiguamente reservada para la realeza y para la aristocracia reinante, con disposiciones especificas para su cuidado, alimentación y un vocabulario especial que debía ser usado al referirse a estos perros.
Han sido entrenados desde el siglo XVII para la caza mayor y para cobrar aves acuáticas en las montanas del norte de Japón. Fueron llevados por primera vez a Estados Unidos en 1.937 por la autora y conferenciante estadounidense Hellen Keller. La popularidad de estos bellos canes ha ido creciendo desde la II Guerra Mundial. La raza fascinó a los criadores y fue creciendo en número y popularidad. El Akita Club of America fue fundado en 1956 y el American Kennel Club aceptó la raza en 1972.
En abril de 1999 la FCI (Federation Cynologique International) toma la decisión de dividir la raza en dos, aceptando como Akitas a los ejemplares que cumplen con el standard japonés y creando una nueva raza, denominada Gran Perro Japonés con un standard redactado en base a las características del Akita de tipo americano. EEUU, Canadá y Gran Bretaña no aceptaron esta división y los siguieron denominando Akitas. Pero en el año 2005 la FCI (Federation Cynologique International) le otorgo el nombre de Akita Americano.
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